Joan Picazos, CEO de Biocop: “Los valores son los que determinan que una persona comparta un proyecto”

En Biocop, la ética forma parte de la profesión. Con 40 años de trayectoria en el sector de la alimentación ecológica, la firma sigue creciendo sin perder de vista su filosofía original. Joan Picazos, su CEO, asegura que ésta es la base del compromiso: “Hoy en día, no estamos dispuestos a aparcar nuestros valores en la puerta de la oficina”. Flexibilidad, participación y libertad son otros sustantivos que deben formar parte de la organización de hoy y del futuro.

Hoy es tendencia, pero apostar por la alimentación ecológica hace 40 años era muy arriesgado. ¿Cómo y por qué decidieron adentrarse en este sector?

Fue un proyecto que nació en la década de los 70 a raíz de la concienciación medioambiental de un grupo de personas, a las que les preocupaba el futuro de la agricultura y sus efectos en la salud. En realidad, no había ni idea de negocio, ni experiencia empresarial: lo aprendimos todo a golpes. Hemos apostado por muchas cosas antes de que hubiera un interés en el mercado. Fuimos pioneros.

Hoy hay mucha competencia y la alimentación ecológica está de moda. ¿Qué ha supuesto este cambio en el mercado?

La aparición de nuevos retos. Hay más oportunidades, pero no es más fácil que antes: es cierto que ya no tenemos que explicar muchas cosas, pero la sociedad de hoy tampoco es la misma que ayer.

¿Cómo nos diferenciamos?

Nosotros estábamos aquí antes que la ley, hemos arrancado desde cero. Por eso pedimos más en cuanto al desarrollo y la calidad del producto. Además, nuestra concienciación traspasa las barreras del negocio: nos preocupamos por las personas que hay detrás. Por ejemplo, nuestras oficinas, están diseñadas para mejorar reforzar el bienestar de los que trabajamos en la empresa, cuando estamos aquí.

Este sería vuestro valor añadido.

Defendemos el producto de proximidad, pero no por eslogan, si no por defender nuestro territorio y por preservar el medioambiente: si incluyéramos en el precio el impacto ocasionado por el transporte, nos parecería mucho más caro traer un producto de Argentina, por ejemplo.

En este sentido, la innovación debe tener un papel importante en Biocop. ¿Cómo la fomentáis?

Mejorar tu oferta y buscar nuevos productos forman parte de este modelo de negocio. Eso te obliga a estar siempre al día de las nuevas tendencias de mercado. Para mantenerte has de innovar. Por suerte, hay una serie de personas en esta empresa que no sólo tiene esta inquietud profesional, si no también personal. Es un estilo de vida.

Internet y las nuevas tecnologías os han ayudado mucho en este aspecto: comunicación directa con el consumidor y nuevas plataformas de venta.

Es cierto que hay mucha más información, pero eso no garantiza una influencia real, en muchas ocasiones circulan noticias falsas. Como eCommerce, no estoy tan seguro de que funcione en este sector. Las plataformas de venta online funcionan como un buen escaparate para la alimentación ecológica, pero, de momento, nada más.

Como empresa familiar, contáis con una plantilla diversa en cuando a edad. ¿Existe un impacto generacional? ¿Cómo gestionáis esta diversidad?

Quiero pensar que estamos todos suficientemente al día como para compartir nuestra visión, a pesar de nuestra edad. Tenemos la experiencia como base.

¿Ha cambiado la manera de trabajar en Biocop?

Por supuesto. No sólo simplificando el trabajo, como con los programas que han permitido una logística más fácil en el almacén, si no cuidando a nuestros trabajadores. Una empresa también debe invertir en el bienestar de su plantilla. ¡Pasamos más horas despiertos en la oficina que en casa!

¿Eso implica cambios en las jerarquías?

Eso implica romper distancias. Aquí, la información se comparte, a veces incluso en exceso. Intentamos que reine la transparencia y la accesibilidad. Sí que trabajamos con una estructura funcional repartida en tres grandes áreas con sus respectivos directores: financiera-administrativa, comercial y logística. Ellos son los que toman las decisiones, pero se fomenta la participación para debatirlo con el equipo.

Y los centros docentes, ¿crecen acorde a las necesidades de las empresas?

Los estudiantes salen formados, pero no preparados para el mundo laboral. El problema es que no se fomenta la cultura. Y es un peligro. Uno se puede graduar con sobresalientes, pero no tener ni idea de dónde venimos. Si no conocemos nuestras raíces no tenemos un pensamiento propio, no somos críticos y perdemos los valores.

¿Deberíamos valorar más los valores que los currículums?

Siempre hay una base técnica imprescindible, está claro, pero hoy en día la das por hecho. En cambio, los valores son los que determinan que una persona comparta un proyecto.

La entrevista completa se podrá leer en el informe #2030: personas, talento & business en la empresa del futuro”.

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