LA DIRECCIÓN POR VALORES

En un contexto mundial volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA), el papel del líder ya no es el de mandar y ordenar, sino el de dirigir a su equipo hacia el logro de objetivos organizativos y personales, basándose principalmente en la mejora del clima social y la adopción de una política de responsabilidad social corporativa y de género.

Los valores son esenciales y constituyen la base de toda gestión. Deben estar fundamentalmente alineados con la visión y misión de la organización y permitir construir de forma clara y sencilla el modelo de liderazgo de los managers y el comportamiento de todos los empleados. Así pues, deben ser parte fundamental de la cultura corporativa.

La dirección por valores es una doble medalla: por un lado, es una fórmula eficaz para reforzar el compromiso de los empleados y resolver los conflictos internos de gestión de los recursos humanos y por otro, es una fuente activa de creación de valor en un nuevo contexto de competencia.

Este concepto ilustra la conciencia de los stakeholders de los límites del modelo clásico, basado en el orden, la consecución de objetivos a cualquier precio, la creación de valor sólo para las personas olvidando o incluso ignorando la importancia de la dimensión humana en la organización. Sin embargo, es sólo en las personas donde encontramos oportunidades ilimitadas para el crecimiento, el rendimiento organizativo y competitivo.

De hecho, los valores permiten a las empresas:

Sin embargo, para que un valor pueda ser animado y utilizado debe respetar algunos criterios estrictos. En primer lugar, debe estar bien definido y posicionarse en apoyo de una estrategia o proyecto de la empresa. A continuación, debe estar en línea con la organización y la cultura corporativa, tener sentido y ser comprendido por todos, satisfacer todos los criterios. Como último punto, debe ser orientable y aplicable a prácticas profesionales observables y medibles.

Por ello, las empresas deben permitir a las personas desarrollar perpetuamente sus habilidades, crear resultados, al tiempo que fomentan nuevos y estimulantes patrones de pensamiento, donde las ambiciones colectivas y personales se expresen libremente. La dirección por valores es la mejor manera de desarrollar más colaboración, compromiso y responsabilidad, siempre y cuando, sepamos cómo convertirlo en una verdadera palanca para el dinamismo y el rendimiento individual y colectivo. También implica fomentar la reflexión y puesta en común que permiten a los empleados discutir los valores de la empresa y las mejores formas de aplicarlos en el desempeño de sus funciones.

La dirección por valores es el estilo de liderazgo utilizado por las empresas más exitosas porque permite gestionar la complejidad de la organización y la diversidad de las situaciones.

Y tú, ¿conoces los valores de tu empresa y los compartes?

Anthony Pablo.