Por qué un cliente es como un suegro 1

Recientemente me di cuenta de que el trato diario con cada cliente guarda una semejanza importante con un tipo relación más cotidiana, digamos más familiar: la relación con las/os suegras/os. Existen varios puntos de unión entre estos tipos de relaciones aparentemente tan alejadas, especialmente en los primeros momentos de las mismas:Imagen por que un cliente es como un suegro 1 Trivière Partners

  • Normalmente, tanto el cliente como el suegro invierten más en la relación que tú: ya sea su descendencia o su capital (o recursos).
  • Estos recursos son percibidos como insustituibles y por lo tanto su bienestar juega un papel fundamental en la conquista del cliente-suegro.
  • Consecuentemente, por defecto (y por más que se intente evitar y disimular) existe en los comienzos de ambos tipos de relación cierta sensación de desconfianza.
  • Así, se produce una evaluación constante sobre lo que se dice y se hace el yerno-proveedor, especialmente al inicio de la relación.
  • En no pocas ocasiones, se parte de una situación de escasez de referencias sobre el yerno-proveedor, aunque sí las hay de los que ocuparo previamente tu lugar: las comparaciones estarán al orden del día, se expliciten o no.
  • Aunque no sea cierto, existe una tendencia importante por parte del cliente/suegro(a) a considerar vuestra relación con él, como una lucha por conseguir intereses distintos.

Esta relación de semejanzas es sólo un atajo cotidiano para entender mejor las relaciones cliente-proveedor.

Para comprenderlas, trabajarlas correcta y sistemáticamente resulta imprescindible disponer de un entrenamiento en habilidades y conocimientos al respecto. En Trivière Partners somos expertos en diseño desarrollo e implantación de procesos de calidad en la atención al cliente y ayudamos a muchos de nuestros partners a mejorar el día a día su imagen frente a sus clientes.

Descubre más sobre la relación cliente-suegro en la segunda parte de este post. Además, te recomendamos aprender más sobre por qué son buenas las broncas de los clientes.

Por: Alejandro González